sábado, 9 de enero de 2010

Dangerous Days: Parte 1 (Recuerdos)

Perdonen, amigos, que deje de lado las introspecciones para comunicarles algo. Y es que la parte de mi ser en la que se alberga mi amor por el arte se ha puesto de mal humor. Hace poco ha llegado a mis oídos algo que no me ha gustado demasiado. Es algo que pueden comprobar en cualquier momento. Rumores, nada más, pero me preocupan. Y es que no siento odio por las noticias que han llegado a mí, sino temor. Amigos míos, si les interesa, sepan que corre peligro el prestigio de varias obras maestras y de sus creadores. Y no me refiero al hecho de que Avatar sea considerada una de las mejores películas de la década cuando no es más que un producto comercial para vender entradas y palomitas (como todas o casi todas las de Cameron me atrevo a decir), ni a que la saga Saw, que mantenía un bastante alto nivel de calidad, vaya a prolongarse uno ó dos capítulos más con el consiguiente riesgo de arruinarla, ni al aberrante remake de Los Pájaros que se debe estar rodando en este momento, si bien es cierto que los remakes no tienen por qué salir mal (véase que el amigo Alfred hizo un remake de su propia ''The Man Who Knew Too Much'' del cual tengo mejor recuerdo que del producto original), sino a dos noticias concretas que he leído por casualidad, como la mayoría de cosas interesantes de las que soy enterado.

Primero, y el para mí más importante de los dos casos, ya que puede arruinar una de mis películas favoritas (de hecho, ocupa un lugar de honor en mi lista personal justo debajo de la saga El Padrino (clarísimo primer e inamovible puesto) y un milímetro bajo Lawrence de Arabia, película que me emociona desde pequeño). Y es que el propio maestro Ridley Scott declaró que se siente ''muy interesado'' por rodar la secuela de su obra maestra, Blade Runner, y en 3D. Y yo digo: ¿vale la pena correr el riesgo?

El próximo proyecto de Scott es, como muchos saben ya, una quinta parte de Alien, de lo cual me alegro mucho, ya que: 1 - Ridley Scott fue el director de la primera película (de hecho esta y Blade Runner fueron sus dos obras maestras, que de hecho realizó de forma consecutiva), y está claro que con esta quinta parte (en este caso una precuela) cerrará la saga con gran calidad, y 2 - porque dejará claro que las aberrantes ''Alien vs Predator I y II'' no forman para nada parte de la saga Alien, cuyas películas, todas consideradas geniales obras maestras, han sido dirigidas por los reconocidos directores Ridley Scott (ya mentado), James Cameron (Terminator I y II, Titanic, Avatar...), David Fincher (Seven, El Club de la Lucha, El Curioso Caso de Benjamin Button, Zodiac, La Habitación del Pánico...) y Jean-Pierre Jeunet (Amélie, Largo Domingo de Noviazgo, La Isla de los Niños Perdidos, Delicatessen...) y que no admite en absoluto esos abortos cinematográficos comerciales ''Alien versus Predator'' entre ella.

Sí, de ese ''Alien 5'' me alegro, pero otra cosa es un ''Blade Runner II''. Blade Runner es una obra que reflexiona sobre la muerte, los sentimientos, el cumplimiento del deber, el peligroso hecho de engañarse a uno mismo (y sí, sobre si el protagonista es un replicante, al igual que aquellos a los que siempre se ha dedicado a ''cazar''). Y digo yo, ¿una secuela podrá igualar esto? ¿Podrá igualar el trabajo que realizó el equipo artístico, la música de Vangelis, las interpretaciones de Harrison Ford, Rutger Hauer, Edward James Olmos...?

Y es que la filmografía de Ridley Scott es irregular. Igual encontramos auténticas obras maestras (las mencionadas Blade Runner y Alien, Gladiator, Black Hawk Derribado, American Gangster) como buenas películas (Black Rain, Thelma & Louise, Los Impostores, Hannibal...) o películas meramente ''correctas'' (La Sombra del Testigo, Tormenta Blanca...). Para que lo que aquí el amigo tiene en mente (esperemos que no le distraiga de su trabajo con Alien 5) saliese bien, tendría que alcanzar el primer nivel. Así que ruego porque un día el señor Scott se levante y se replantee lo que va a hacer con Blade Runner, o, por el contrario, que haga lo que dice que desea hacer y que lo haga BIEN (demasiado difícil, mas no imposible). Y es que una mala secuela puede llegar a dar mala fama a la obra original.

(Parte 2: Entrada anterior; debajo).


(Vídeo colgado por mí; es que mira que no estar esta preciosa escena en YouTube, con el conmovedor diálogo y Memories of Green de Vangelis de fondo...)



''Me llamo Michael Corleone, y me refugio en Sicilia. Alguna gente pagaría mucho por esta información. Pero entonces su hija perdería un padre, en vez de ganar un marido.''
El Padrino, Parte I, Francis Ford Coppola, 1972.

Dangerous Days: Parte 2 (Liquidando cuentas)

Por otro lado y en segundo lugar, me encuentro con algo alarmante en la filmografía del posíblemente mejor director de la genereación de óperas primas de los 90, y es que por lo visto Tarantino planea no uno, no... ¡dos nuevos Kill Bill!

Aunque sabemos que Tarantino es capaz de hacer una obra maestra con lo que sea, aunque en 90 minutos de película sólo salga él en calzoncillos hablándole a una gallina, el argumento que parece previsto que aparezca en Kill Bill vol. 3 y 4 parece algo... no sé... ''raro'' (parece ser que tratarán de la venganza de los Maníacos supervivientes y de la hija de Vernita Green, la apodada ''Cascabel'').

Técnicamente, Bill puede traducirse del inglés como ''cuenta'', así que parece se que eso es lo que harán estos personajes, ''liquidar cuentas'', como bien dice el título de la saga. Aunque no es correcto llamarla así, ya que en su origen Kill Bill constaba de una sóla parte que, debido a su duración de cuatro horas, tuvo que ser cortada en dos (como alguno de los 88 Maníacos -chiste malo por el que merece la pena darme un par de collejas). De todas formas, si se liquidan esas cuentas en los volúmenes 3 y 4, se convertirá en la primera secuela dirigida por Tarantino.

Ojalá lo haga bien y sepa mantener el merecido prestigio de su carrera, ya que su filmografía (tachada por los que no la conocen de ''excesivamente violenta'' cuando, si bien sí hay violencia en ella, nunca es excesiva sino elegantemente mesurada) es sin duda IMPECABLE, y pocos directores pueden afirmar ésto (sin duda, David Lean -no confundir con David Lynch- es otro de ellos). Puede decirse que la peor obra de Tarantino es la primera parte de Kill Bill, y ni siquiera ésta tiene un pelo (como diría él en sus guiones, ''un puto pelo'') de mala película. Además, sin duda se redimió con el volumen 2.

Desde su ópera prima, la genial Reservoir Dogs (en realidad su primera película fue My Best Friend's Bithday, de la que, debido a un incendio, sólo se conservan unos minutos, y cuyo guión sirvió a Tony Scott (sí, hermano de Ridley; esque todo está conectado, ché)para rodar Amor a Quemarropa), Tarantino ha demostrado una elegancia y un perfeccionismo sin igual (y, todo hay que decirlo, sus diálogos no tienen desperdicio). La perfección de Pulp Fiction (quizás la cuarta en mi ''lista'' de favoritas, si no recuerdo alguna otra que la adelante, lo cual es difícil), la emoción de Jackie Brown (qué repartazo), la tensión de Kill Bill y del capítulo que rodó para CSI: Las Vegas, el humor negro de Death Proof e Inglorious Basterds... Creo que no me he dejado ninguna, jeje.

Muchas veces, conversando con indivíduos de gran noción artística, he llegado a la conclusión de que los directores más originales que tenemos hoy día son, claramente, Tim Burton y Quentin Tarantino. A menudo he tratado de discernir quién de ellos es el mejor, y me resultó imposible hasta que lo calculé de manera muy simple: con una balanza. Usen ustedes las manos si quieren, con las palmas hacia arriba cual mentaba balanza, y muévanlas hacia arriba o hacia abajo según se digan cosas positivas o negativas de ambos directores. Empecemos...

-Tarantino escribe sus propios guiones, y Tim casi nunca.
-Los guiones de Tarantino son geniales, los diálogos son perfectos, impecables, sin fallos ni teatralidad. Totalmente verosímiles y con personajes con los que puedes empatizar sin tener que recurrir a la sentimentalidad. Burton no puede decir lo mismo.
-La dirección de Tarantino también es impecable, es perfeccionista y pone atención a los detalles (el zippo, el plano desde el maletero, su propia aparición, y otras cosas que curiosamente vemos en todas sus películas), y su estilo visual consta de una ambientación perfecta. ¿Os habéis fijado en cuántas veces surge la palabra ''perfecto'' cuando hablamos de Tarantino?
-Elige repartos variados y de actores camaleónicos, capaces de interpretar cualquier papel. En cambio, los actores de Burton siempre hacen alarde de exentricidad.
-La genialidad de Burton se debe en parte a su aislamiento social y a su problema psíquico (tiene una clase de autismo). Tarantino, aunque a veces no lo parezca, está perfectamente cuerdo. Tiene la genialidad en la sangre. Ama el cine con toda su alma desde pequeño, y tiene, como ya he dicho, bien merecido el título de maestro.
-Importante: Tim Burton es un director que, aunque artísticamente genial, se dirige muchas veces al público exclusivamente adolescente (sobre todo ahora que ese estilo de cine tan gótico está de moda), y muchas veces ha recurrido al cine comercial, con obras como Batman (que, aunque fantástica, se hizo por afán de lucro), o El Planeta de los Simios. Además, para hacernos empatizar con sus personajes, como he mencionado antes, deja un poco de lado la historia para sumirnos en una sentimentalidad total (buenos ejemplos son Edward Scissorhands o Sweeney Todd), mientras que Tarantino nos hace empatizar con ellos mediante el transcurso de su historia. Es más, Tarantino RENIEGA de la comercialidad.

-Dicho esto, de Tim Burton podemos alegar que tiene un increíble carácter visual y que sin duda es un genio en este aspecto, pero por mucho que la balanza se incline por este hecho, no creo que logre alcanzar a Tarantino. Sé que muchos me matarán por hacer esta aformación, pero hablo de manera objetiva.

En fin, hecho este largo, pesado y aburrido homenaje tanto a Tarantino como a Scott y a su genial obra Blade Runner (también, en el fondo, a Tim Burton, del que conste que insisto en exaltar su genialidad visual y artística), recuerdo la reflexión sobre la preocupación que me empujó a escribir esta entrada, el peligro de que tales maestros dirijan secuelas de sus propias obras maestras, arriesgando tanto el prestigio de éstas como el suyo propio. Les invito a, si les resulta mínimamente interesante, dar a conocer esto e invitar a la reflexión sobre ello. Quizás sólo se quede en eso, en un rumor. Pero asusta, a mí y a cualquier amante de este séptimo arte.

Sin nada más que decir, me despido con mis mejores deseos y un cordial saludo. Grazie mille.





''¿Qué sentía mi padre? Él era fuerte, siempre luchaba por su familia. Nunca pensaba que la podía... perder...''
El Padrino, Parte II, Francis Ford Coppola, 1974.

miércoles, 6 de enero de 2010

Cavalleria Rusticana

Interrumpo mi trabajo. Alarmado, me percato de algo: mi sonrisa. Esa sonrisa permanente en mi cara, advierto que, aunque por lo visto bien disimulada su sinceridad, muchas veces es fingida. Fingida como una barrera, para aislar la parte de mí que jamás sonríe, para mantenerla escondida del resto del mundo. Lo que esa parte de mí esconde queda entre ella y yo. Fingida porque no me gusta lo que veo. Fingida porque me doy cuenta de que no soy capaz de todo, de que no soy capaz de nada. Fingida porque veo cómo tantos me adelantan, mientras yo me quedo atrás. Fingida porque he aprendido que las cosas que puedo llegar a desear me son vedadas, al igual que yo, por consiguiente, he intentado paliar mi capacidad de anhelar. Fingida porque me invade la noción de que mi trabajo no es realizado para forjar mi futuro, sino para complacer a los inquisidores que esperan pacientes a que tú o yo cometamos un error para actuar sobre él como aves de rapiña. Fingida porque miro al pasado y no veo más que aislamiento, soledad y una secreta y creciente frustración, y porque cuando torno mi mirada al futuro no puedo evitar sentir miedo.

Sin embargo, sí hay personas, hay momentos que son capaces de arrancar de mi rostro una verdadera sonrisa, unas pocas manos que permanecen siempre en mi hombro, lo único que me libra de verme sumido en la sensación de que he desperdiciado mi vida.




''Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo.''
Blade Runner, Ridley Scott, 1982.